Tibuchina / Tibouchina Flower

Spanish

Violáceo viaje
a una matriz
al descubierto.
Dedos vegetales
que se estiran ululando
identidad:
sí,
son los míos,
los que tocan las membranas
más delicadas del ojo
por dentro.
Han dejado ahí un residuo dactilar,
un estanque de círculos
irrepetibles.

Algo avanzó por los arroyos,
los hilos de agua
de mis nervios,
una manera táctil de silbar,
de llamarle a alguien por su nombre

aterciopelado

cubriendo de emociones
su rugoso tronco
sin que,
serpentina,
se enrede,
se enrosque,
se encienda
su fragilidad.

Mas los cielos no se abrieron ni voz atronadora
hizo estremecer tejidos interiores aún más tiernos,

meninges

tan susceptibles, tan finitas
tan proclives al aumento,
tan sensibles al misterio.
Tan inflamables y estallables.

Tan puertas de par en par
a la sensualidad de un pensamiento
capaz de darle un vuelco a las entrañas.

Que en ese su instante de tranquilidad,
cuando Equilibrio las sorprende
inermes,
pueden recibir la campanada
que las recorra de punta a punta,
enviar el sonido hasta la campanilla
y un sustantivo llenar,
ahora sí,
la boca de verdad.
Un por fuera
prolongándose sin cielo:

tibuchina

que avisa, sosiega,
se clava y penetra,
eje a colores,
gracia en brote.

Sólo tú sabías el nombre
y lo dijiste:
los pistilos,

memoria

en las papilas,
desprotegidas éstas
de la descarga
del sabor.

Simple y llana flor silvestre
que alguna vez imaginé,
cuyos pétalos entorné
como a las hojas
de una puerta,
como a mis párpados,
y luego conocí en persona,
echada en el pasto algún domingo,
a los diez años de edad.
Y parecía
dirigirme la palabra.

English Translation

A violacious voyage
toward a matrix
of discovery.
Vegetal fingers,
ululating, strum up
an identity:
yes,
they’re my own,
and they touch the most
delicate membranes of my eye
from inside.
There they leave a dactylic residue,
a pool of unique
circles.

Something surges through the channels,
the watery threads
of my nerves,
a tactile whistling,
una manera táctil de silbar,
as though someone had been called by name
por su nombre

velvety
aterciopelado

the rough bark flushes
with emotions
but without —
entangling,
encircling,
enlightening —
the fragility of emotion.

And yet, the skies didn’t open, no thundering voice
reached even the most sensitive tissue.

meninx[1]

so susceptible, so limited,
so given to thinning out,
so sensitive to mystery.
So inflammable and explosive.
So thrown open like doors
to the sensuality of a thought
capable of turning the stomach.

In that instant of tranquility,
when Equilibrium catches the membranes
offguard,
they absorb the clanging that
vibrates through them, one end to another,
as sound shimmies down to the uvula,
until at last
a word can fill
the mouth with truth.
The outside
goes on minus its sky:

tibuchina

which teases, appeases,
fixes and penetrates me
with its axis of color,
thankfulness in bloom.

Sólo tú sabías
only you knew the name
and spoke it:
pistils

memory

stored in the papillae
unprotected
from the firing
tastebuds.

A simple and common wildflower
I think of now and then
whose petals open out
like the leaves
of a door,
like my eyelids,
a flower I feel I met in person
lying on the grass one Sunday
when I was ten.
And it seems to me that speaking flower
brought me to the word.


REFERENCES

  1. Meninx refers to the name of the membrane enveloping the brain and the spinal cord.

Printed from Cerise Press: http://www.cerisepress.com

Permalink URL: https://www.cerisepress.com/01/01/tibuchina-tibouchina-flower